Estábamos agotados cuando llegamos a la fuente, nunca imaginamos que encontrarÃamos tantas subidas de montañas, siempre habÃa un rayo de esperanza cuando acabábamos de subir, era que las subidas se detendrÃan… pero nunca pararon. Ya sabÃamos que parte del camino iba a ser de dificultad alta. Hasta entonces, todas las rutas en las localidades habÃan sido de dificultad baja o media, pero en este camino entre Salón y Soutelo dos Montes la dificultad siempre fue alta, Ãbamos sintiendo en el cuerpo por qué.
Aproveché y llené la botella en la fuente, allà empezamos a hablar con una señora muy, muy amable que estaba lavando las alfombras. Tuvimos una buena conversación allà alrededor del tanque y en un momento la señora nos invitó a su casa, fue una sorpresa inesperada. La ayudamos a cargar las alfombras y dijo que nos ofrecerÃa té.
Durante el trayecto a su casa nos contó un poco de la vida allá en el pueblo, de las casas y nos invitó a entrar a una casa con un hermoso jardÃn, nos acomodó y nos invitó a pasar a la cocina donde ofrecimos té y galletas. Ese momento fue un momento único, lo habÃamos pasado mal en el camino y cada vez que pasaban esos momentos parecÃan aparecer las personas adecuadas que nos daban vida de nuevo y nos animaban. Fuimos muy bien recibidos y estuvimos cerca de una hora en casa de la señora hablando de nuestras vidas y aventuras, al final incluso nos ofreció una coca para el resto del camino. Conseguimos tu contacto de Facebook y se creó una amistad de esa manera, de una manera tan genuina, honesta y humilde. Doña Fina era como alguien que aparecÃa en el camino para darnos fuerzas para continuar.
Después de salir de la casa de doña Fina, ella nos indicó el camino por la carretera, pero unos metros más adelante el sendero indicaba ir al medio de los cerros y como Ãbamos siguiendo las indicaciones nos dirigimos en la dirección que estaba marcada. Esta elección resultó ser un gran error, después de caminar un kilómetro en medio de las montañas por un camino de vegetación y tierra encontramos otro letrero, pero estaba tirado en el suelo, ahora no sabÃamos qué camino tomar. TodavÃa tratamos de ver cómo estaba publicado en el lugar para ver la dirección, que se adentraba aún más en la montaña, sin señales de civilización a la vista, caminamos unos dos kilómetros y no habÃa ninguna indicación, hasta que llegamos a un cruce. entre tierra, tenÃamos que decidir a dónde ir - aquà la frustración se apoderó de nosotros. Estábamos cansados, agotados, habÃamos caminado mucho sin saber a ciencia cierta si Ãbamos en la dirección correcta y ahora, perdidos en medio de la montaña sin nadie a nuestro alrededor. Luego de una breve discusión de ideas, decidimos regresar, al camino que nos habÃa indicado doña Fina, el sol comenzaba a perder intensidad y si desaparecÃa, al menos estábamos en un lugar que era más fácil de encontrar.
Cuando regresamos, volvimos a cruzar con el letrero en el suelo, todavÃa intentamos nuevamente entender por dónde tendrÃamos que ir, pero sin ningún éxito. Seguimos caminando hacia la carretera, cuando llegamos, continuamos subiendo. [...] Realmente sentimos que no podÃamos hacer otra cosa que seguir el camino que conducÃa al siguiente pueblo y tratar de averiguar a dónde Ãbamos... esta parte del camino tomó mucho, sabÃamos que estaban fuera del camino, poco a poco empezaba a oscurecer e incluso tenÃamos que llegar a Soutelo dos Montes porque era el único lugar donde habÃa cafeterÃas y albergues o albergues para pernoctar.
Siguiendo la montaña y el camino, logramos ver un pueblo, que con nuestro cansancio siempre parecÃa muy lejano, pero poco a poco nos acercábamos más y más. Cuando llegamos tratamos de ver si habÃa gente en la calle, no era el caso… salÃamos del pueblo y apareció una familia dentro de una propiedad, preguntamos el nombre del pueblo porque no lo habÃamos visto por ninguna parte y nos enteramos que estábamos en Sonelle. Según nuestro itinerario nos habÃamos desviado mucho del camino, sin embargo nos enteramos de que habÃa una carretera que unÃa Pontevedra y Ourense y si la seguÃamos llegarÃamos a Soutelo dos Montes.
Llegamos a Soutelo y estaba oscureciendo, encontramos la Pensión Millenium y reservamos una estadÃa de una noche y subimos y nos duchamos y nos preparamos para encontrar un lugar para cenar. Salimos y nos encontramos que estábamos cansados, todo estaba cerca, era un pueblo pequeño. Fuimos a un lugar llamado Pan de Soutelo bebimos una Estrella Galicia, comimos y nos dirigimos a la habitación a prepararnos para el dÃa siguiente.
Por Irina Marques
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