Siempre comienza con una pequeña idea, alguien sugiere: ¿y si? y, por otro lado, piensa - ¿y por qué no?
Lo cierto es que, en aquella tarde de invierno, nadie hubiera imaginado lo que podÃa dar una pequeña sugerencia después de un paseo. Raquel y Sara estaban en la casa de retiro de Sara y fueron a dar un paseito al Cevide. En este paseo por la naturaleza, fueron a visitar el hito número uno de su paÃs y aprovecharon para dar un paseo por los alrededores, para sentir un poco el entorno natural que rodea ese lugar todavÃa muy rústico.
Aprovecharon la oportunidad y cruzaron el puente hacia el lado español mientras admiraban el sinuoso camino del rÃo Miño. Fue en estas andanzas que, al mirar la ruta, notaron que estaban en uno de los caminos de Santiago, una marca que aparecÃa puntuada en los caminos que recorrÃan.
La idea cruzó por sus mentes pero se quedaron en silencio, dieron un paseo por los campos de los alrededores aún en Cevide y luego de este paseo se retiraron a casa de Sara, cerca de Mirandela.
No pasó mucho tiempo para que ambos se miraran y expresaran lo que habÃa pasado por sus mentes.
- ¿Y si hiciéramos el Camino de Santiago? - preguntó Sara.
- ¿Y porque no? - respondió Raquel.
Luego vino la idea que estaba flotando en el aire, por un tiempo que ambos estaban dispuestos a hacerlo.
Irina Marques